El feliz caballero que te adora sin verte, estaba ahí, justo en frente, con esos ojos profundos que te llaman hacía él. Tu solo gritas e intentas que se aparte, parece que vas a hacer que pierda su felicidad. No te da tiempo a acabar la frase, cuando notas sus cálidos labios aplicando presión sobre los tuyos, y a pesar de tu previa insistencia para que se alejara, no le paras, no puedes. No tienes fuerzas para evitarlo, y le devuelves el beso. Todo se vuelve intenso y solo quieres poseerlo, fundirte en él, y que los dos seáis uno. Quieres que todo sea como antes, antes de que todo se fuera al traste, y aunque muy en el fondo tu yo razonable sabe del error que era todo, que el amor a veces no es suficiente... es igual, al fin y al cabo, todo esto es solo un sueño.
sábado, 3 de diciembre de 2016
Ejercicio de escritura a partir de un verso de "La sonatina" de R. Darío
El feliz caballero que te adora sin verte, estaba ahí, justo en frente, con esos ojos profundos que te llaman hacía él. Tu solo gritas e intentas que se aparte, parece que vas a hacer que pierda su felicidad. No te da tiempo a acabar la frase, cuando notas sus cálidos labios aplicando presión sobre los tuyos, y a pesar de tu previa insistencia para que se alejara, no le paras, no puedes. No tienes fuerzas para evitarlo, y le devuelves el beso. Todo se vuelve intenso y solo quieres poseerlo, fundirte en él, y que los dos seáis uno. Quieres que todo sea como antes, antes de que todo se fuera al traste, y aunque muy en el fondo tu yo razonable sabe del error que era todo, que el amor a veces no es suficiente... es igual, al fin y al cabo, todo esto es solo un sueño.
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